Las Órdenes religiosas son Institutos religiosos de la Iglesia Católica. Están compuestas por grupos de personas cuyos individuos están unidos por una regla establecida por el fundador de dicha orden. Son la consecuencia del monacato en comunidad, de aquellos monjes que primero viven en soledad hasta que tienen que reunirse y compartir una vida religiosa porque el número de personas así lo requiere. Cada una de estas comunidades adoptó una regla de convivencia y un nombre. La aspiración común que tenían estas gentes era la de llevar una vida apostólica semejante a la de los discípulos de Jesús, bien siguiendo un modelo activo o bien contemplativo, en un estado de Vida consagrada. Las órdenes tienen su esplendor desde finales del siglo XI hasta el XIII y desde el siglo XIV al XIX. Se diferencian de las Congregaciones en que parte de sus miembros, o todos, emiten votos solemnes.
Horarios Cultura Religiosa
Profesor: Eduardo A. Barrios L.
Septimo Basico A:
13:30 pm. - 15:10. Lunes
Primero Medio A:
09:45 am. - 11:15 am. Martes
Primero Medio C:
11:25 am. - 12:55 pm. Lunes
Primero Medio D:
15:10 pm. - 15:55 pm. Lunes
Segundo Medio B:
11:25 am. - 12:55 pm. Jueves
Cuarto Medio B:
09:45 am. - 11:15 am. Viernes
Nota: Este Blog es utilizado conjuntamente por la Prof. Irene Castillo para la asignatura de Religion o Cultura Religiosa.
Septimo Basico A:
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Primero Medio A:
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Primero Medio C:
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Primero Medio D:
15:10 pm. - 15:55 pm. Lunes
Segundo Medio B:
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Cuarto Medio B:
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Fechas de Evaluaciones...
Pruebas y Trabajos:
Septimos Basicos
10 de Junio Prueba de Nivel Cultura Religiosa.
Primeros Medios:
10 de Junio Pruebas de Nivel Cultura Religiosa.
Segundos Medios:
10 de Junio Prueba de Nivel Cultura Religiosa.
Cuartos Medios:
10 de Junio Pruebas de Nivel Cultura Religiosa .
Septimos Basicos
10 de Junio Prueba de Nivel Cultura Religiosa.
Primeros Medios:
10 de Junio Pruebas de Nivel Cultura Religiosa.
Segundos Medios:
10 de Junio Prueba de Nivel Cultura Religiosa.
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10 de Junio Pruebas de Nivel Cultura Religiosa .
lunes, 2 de junio de 2008
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La creación en el mundo mapuche
“Entonces, dicen, tierra no había, agua tampoco, ni plantas, ni árboles, todo era nada. Sin embargo, en los aires vivía un espíritu poderoso, dueño de todos los aires. Con él vivían también otros espíritus que no eran poderosos como él y que le obedecían porque él mandaba a todos. Entonces los espíritus que no mandaban, quisieron mandar también y no le quisieron obedecer al espíritu grande. Por eso uno de ellos dijo: “Nosotros mandaremos ahora, porque somos muchos y él está solo”. Entonces el espíritu grande que no estaba solo – quedaban algunos espíritus que eran buenos y que querían siempre obedecer al jefe- se enojó y mandó a los espíritus que le eran fieles que juntarán a todos los rebeldes. Ellos no querían, pero el espíritu que mandaba pataleaba y lanzaba fuego por sus ojos. Por eso, todos fueron alcanzados y apilados en un gran montón, y cuando estuvieron así el jefe mandó a sus fieles mocetones a escupirles encima. También los escupió él, por todas partes caían sus escupos. Dicen que los cuerpos se endurecieron como piedras, como una manzana grande de piedra todos eran. Entonces el espíritu grande les puso el pie encima y se abrieron los aires por el mucho peso de todos los espíritus. Por esta razón cayeron y al caer se partió esta gran bola y quedaron los pedazos esparcidos, formando las montañas. Pero sucedió que no todos los espíritus eran de piedra, porque los que habían quedado adentro del montón no fueron tocados por los escupos. Estos espíritus eran de fuego vivo y se encontraron encerrados entre las piedras de los cuerpos de sus hermanos. Ellos querían salir a toda costa y desde adentro empezaron a trabajar; cavaban haciendo hoyos como pozos para salir, pero no podían. Rabiaban y peleaban entre ellos porque se echaban la culpa de lo que había sucedido. Era tanto el fuego que tenían en el cuerpo que éste los quemaba, y por eso de repente reventaron las montañas y salieron grandes chorros de cenizas, y humo muy negro y llamas también salían, dicen, pero no pudieron salir, porque no lo quería el espíritu que mandaba; sólo se volaron con las cenizas y las llamas unos espíritus que no habían sido tan malos como los otros y que se habían encontrado por casualidad metidos en la pelea. A éstos el jefe les permitió salir, pero no los quiso recibir más entre sus mocetones y los dejó así no más, colgados en los aires. Ellos son los que se ven de noche y que brillan como luces por el fuego que tienen en su cuerpo y que llamamos estrellas. Entonces estos espíritus lloraron, lloraron sin consuelo días y noches enteras y todo el llorar caía sobre las montañas, arrastrando las cenizas y las piedras que de este modo fueron formando las tierras. Las aguas, a su vez, se apozaron formando los mares y los ríos. Y los espíritus malos se quedaron adentro de las montañas y fueron los pillanes que hacen reventar los volcanes de los que sale humo y fuego. Cuando ya estuvo la tierra formada, el espíritu grande de los aires miró abajo, vio todo esto y dijo: “¿Para que sirve esta tierra sin nada?”. Así dijo y tomó a un joven espíritu que era hijo suyo y lo cambió en un hermoso hombre de carne y hueso. De arriba lo lanzó el espíritu, y al caer el joven se quedó aturdido, como muerto. Al ver esto, la madre del joven se lamentaba y pedía al espíritu grande que la dejara bajar a ella también para acompañar a su hijo. No quiso el jefe, dicen, y mirando vio una estrellita con una luz muy bonita que estaba cerca. La tomó y con ella formó una mujer y le sopló encima. Ella voló en los aires, enviada por el gran espíritu a juntarse con el hombre. La mujer bajó y llegó a tierra, quedando algo distante del lugar donde dormía el joven. Tuvo que caminar y como las piedras duras le hacían mucho daño en los pies, el espíritu de los aires hizo salir, por donde pisaba, pasto muy blando y flores muy hermosas. La mujer cogía las flores y por jugar las deshojaba. Las hojas que ella dejaba caer se cambiaron en pájaros, en mariposas que volaban y detrás de ella la hierba crecía alta, formando árboles muy grandes con frutas que ella comía. Cuando llegó al lugar donde el hombre dormía, ella se tendió a su lado para dormir, porque estaba muy cansada. Entonces despertó el hombre y vio a la mujer bonita tendida a su lado. Cuando ella despertó, se fueron los dos hacia los montes y en ellos contemplaron las hermosas flores, los pájaros y los árboles recién creados por el espíritu de los aires. Ambos se querían mucho, como dos hermanos se querían, dicen, y ya no pensaban más en volver a las alturas, por lo bien que se hallaban. Para ver lo que hacían, el espíritu que mandaba abrió un portillo redondo en los aires y por allí miraba. Y cuando miraba todo brillaba y venía un gran calor de arriba. La madre del joven también quería mirarlo; escondida del jefe abrió también un portillo, y cuando él no estaba, miraba ella, y para que su hijo pudiera ver bien su cara, dejaba caer una luz blanca muy suave que se podía mirar sin que dañara la vista. Entonces, dicen, los espíritus pillanes que estaban en los volcanes rabiaban mucho. Uno de ellos se enamoró de la bonita mujer y quería salir, pero no podía y por eso rabiaba echando fuego y ceniza. El espíritu grande quería que el hombre y la mujer fueran hermanos no más, y ellos se comportaban como tales porque no sabían de otra cosa. Dicen que entonces el pillán habló con una mujer espíritu malo como él, que rabiaba de pura envidia. Ella se sacó un pelo largo, muy largo, y estirando el brazo lo lanzó fuera del volcán. Apenas salió, el pelo tomó resuello, fue vivo el pelo de la mujer envidiosa encerrada en el volcán. Ese pelo largo se transformó en una serpiente muy delgada que se fue arrastrando hasta llegar donde dormían los dos hermanos, deslizándose entre ellos. Sucedió entonces que el espíritu grande que estaba en los aires se enojó, porque el hombre y la mujer que había enviado a la tierra escucharon a la serpiente. Muy enojado estaba, dicen, y toda la tierra se puso a temblar. Los árboles grandes fueron arrancados y tirados al suelo; todo se oscureció. Los volcanes reventaron, arrojando piedras y cenizas, que lo quemaban todo. Y el hombre y la mujer fueron arrojados a un barranco lleno de piedras del cual no pudieron salir porque estaba muy hondo. Allí, después de esa caída tan grande, la pareja empezó a procrear. En ese árido lugar tuvieron hijos tigres, hijos pumas y también hijos zorros, que después se unieron a hermosas mujeres con las que dieron origen a la raza de los mapuches. Así me lo contaron a mí. Así lo he oído contar yo.
El Popol Vuh
Popol Vuh o Libro del Consejo o Libro del Común, es de aproximadamente los años 1545 o 1555. Es un manuscrito histórico teológico escrito en lengua Quiché por algún sacerdote o jefe indígena. Esta narración pone por escrito lo que los indígenas mayas ya tenían escritos en libros antiguos que habían desaparecido.
De este libro nos interesa la descripción de la creación que aparece en la parte primera y tercera. Se nota cierta influencia de los textos del Génesis de la Biblia cristiana. El hombre y la mujer surge tras varios intentos fallidos y es hecho de maíz, el grano que constituye la base de la alimentación de los naturales de México y Centroamérica.
Vamos a presentar dos fragmentos del Popol Vuh donde nos relatan la creación de la tierra y de hombre. La creación de la tierra se encuentra al inicio del relato y la del hombre y la mujer en la tercera parte.
“Esta es la relación de cómo todo estaba en suspenso, todo en calma, en silencio; todo inmóvil, callado, y vacía la extensión del cielo.
Esta es la primera relación, el primer discurso. No había todavía un hombre, ni un animal, pájaros, peces, cangrejos, árboles, piedras, cuevas, barracas, hierbas ni bosques: sólo el cielo existía.
No se manifestaba la faz de la tierra. Sólo estaban el mar en calma y el cielo en toda su extensión.
No había nada junto, que hiciera ruido, ni cosa alguna que se moviera, ni se agitara, ni hiciera ruido en el cielo.
No había nada que estuviera en pie; sólo el agua en reposo, el mar apacible, solo y tranquilo. No había nada dotado de existencia.
Solamente había inmovilidad y silencio en la oscuridad, en la noche. Sólo el Creador, el Formador, Tepeu, Gucumatz, los progenitores, estaban en el agua rodeados de claridad. De grandes sabios, de grandes pensadores es su naturaleza. De esta manera existía el cielo y también el Corazón del Cielo, que éste es el nombre de Dios. Así contaban.
Llegó aquí entonces la palabra, vinieron juntos Tepeu y Gucumatz, en la oscuridad, en la noche, y hablaron entre sí Tepeu y Gucumatz. Hablaron, pues, consultando entre sí y meditando; se pusieron de acuerdo, juntaron sus palabras y su pensamiento.
Entonces se manifestó con claridad, mientras meditaban, que cuando amaneciera debía aparecer el hombre. Entonces dispusieron la creación y el crecimiento de los árboles y los bejucos y el nacimiento de la vida y la creación del hombre. Se dispuso así en las tinieblas y en la noche por el Corazón del Cielo, que se llama Huracán.
El primero se llama Caculhá Huracán. El segundo es Chipi-Caculhá. El tercero es Raxá-Caculhá. Y estos tres son el Corazón de Cielo.
Entonces vinieron juntos Tepeu y Gucumatz; entonces conferenciaron sobre la vida y la claridad, cómo se hará para que aclare y amanezca, quien será el que produzca el alimento y el sustento.
-¡Hágase así! ¡Que se llene el vacío! ¡Que esta agua se retire y desocupe [el espacio], que surja la tierra y que se afirme! Así dijeron. ¡Que aclare, que amanezca en el cielo y en la tierra! No habrá gloria ni grandeza en nuestra creación y formación hasta que exista la criatura humana, el hombre formado. Así dijeron.
Luego la tierra fue creada por ellos. Así fue en verdad como se hizo la creación de la tierra: -¡Tierra!, dijeron, y al instante fue hecha.
Como la neblina, la nube y como una polvareda fue la creación, cuando surgieron del agua las montañas; y al instante crecieron las montañas.
Solamente por un prodigio, sólo por arte mágica se realizó la formación de las montañas y los valles; y al instante brotaron juntos los cipresales y pinares en la superficie.
Y así se llenó de alegría Gucumatz, diciendo: -¡Buena ha sido tu venida, Corazón del Cielo; tú, Huracán y tú, Chipi-Caculhá, Raxá-Caculhá!
-Nuestra obra, nuestra creación será terminada, contestaron.
Primero se formaron la tierra, las montañas y los valles; se dividieron las corrientes de agua, los arroyos se fueron corriendo libremente entre los cerros, y las aguas quedaron separadas cuando aparecieron las altas montañas.
Así fue la creación de la tierra, cuando fue formada por el Corazón del Cielo, el Corazón de la Tierra, que así son llamados los que primero la fecundaron, cuando el cielo estaba en suspenso y la tierra se hallaba sumergida dentro del agua.
De esta manera se perfeccionó la obra, cuando la ejecutaron después de pensar y meditar sobre su feliz terminación”
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